jueves, 12 de julio de 2007

Madre e Hijo. Fragmentos del Guion.

Hijo: Anoche tuve un sueño. Fue extraño. Caminaba por un sendero durante largo tiempo y alguien me estaba siguiendo, siguiéndome, estaba él. Finalmente, me di vuelta para preguntarle por qué me estaba siguiendo. ¿Adivinas lo que me dijo?
Madre: Te pidió que le recordaras algunas líneas...
Hijo: ¿Qué líneas?
Madre: "Soy presa de pesadillas asfixiantes. Me despierto con ataques de terror y bañado de sudor. Dios, que mora en mi alma afecta solo mi conciencia. Nunca se extiende hacia el mundo exterior, hacia el curso de las cosas."
Hijo: Soy presa de una pesadilla asfixiante, me despierto con ataques de terror y bañado de sudor. Dios, que mora en mi alma afecta solo mi conciencia. Nunca se extiende hacia el mundo exterior, hacia el curso de las cosas.
Hijo: Mi corazón está pesado de tanta imperfección.
Madre: Mi corazón está pesado de tanta imperfección.
Vi y escuché todo esto…
Hijo: … En tu sueño.
Madre: … Sí, en mi sueño.
Hijo: Eso significa que tenemos los mismos sueños.
Madre: Sí, así es. Sí… Caminar, quiero ir a caminar.
Hijo: ¿En serio? ¿Cómo podrías caminar? Hace frío afuera, mucho frío.
Madre: Quiero ir a caminar, el sol…
Hijo: ¿Estas fingiendo estar enferma?
Madre: Sí, estoy fingiendo.
Hijo: Muy bien, vamos.

Hijo: (Lee) "Mi querido amigo, el olor de las almendras está en el aire. Y la Livadia florece". ¿Qué es Livadia? Seguramente quiso decir Magnolia. Hay un mar ligero con caballos blancos en el tope de las olas. En el mercado, hay uvas maravillosas llamadas pasa. En las tardes toca una banda de vientos. Si estuvieras aquí conmigo, podríamos bailar juntos. Juntos…
Madre: Duele. Sácame de aquí,
Hijo: Inténtalo tú misma, mamá.
Madre: ¿Quién es ese allá arriba en el cielo?
Hijo: Nadie, nadie.




Madre: Oh, me quedé dormida. Cuéntame algo.
Hijo: Cuando era niño, tenía miedo de que no volvieras de la escuela. Era como si vivieras en la escuela. Parecía que venías a casa solo por un rato y que tu hogar era la escuela. Y luego solías darme la nota “Satisfactorio”. Creo que si siguieras trabajando, aun hoy me darías la nota: “satisfactorio”, ¿verdad? Creación: eres maravillosa.
Madre: Tenía miedo de que te llevaran lejos de mí. Aunque ya eras un chico grande.
Hijo: Siempre me cuidaste. Lo sabía. Y me avergonzaba. ¿Nos vamos?



Madre: Sabes que tengo miedo a morir.
Hijo: No te mueras entonces, ¿Quién te hace morir?
Madre: Tú! Tú!
Hijo: Madre! Puedes vivir tanto como quieras.
Madre: ¿Para qué? ¿Para qué?
Hijo: ¿Para qué? No lo sé. No hay una razón en particular. Creo que la gente vive sin una razón en particular. Pero se mueren por una razón o por otra. Por una razón o por otra.
Madre: ¿Y cuál es mi razón?
Hijo: Tú no tienes ninguna razón. No hay razón. Sólo vive y disfruta la vida.
Madre: Sí hay una razón. Tengo una razón.
Hijo: ¿Y qué? Mucha gente tiene razones para morir y llegan a viejos con ella sin que nada pase. Nada. Lo más importante es tratar de no ser caprichosa con esa idea. Y por favor, no te apures, mamá.
Madre: Está bien, lo intentaré. No seré así más. No quiero que llegue la primavera. No tengo nada que ponerme para salir.
Hijo: … Entonces, no salgamos ni veamos a nadie. Vamos a vivir sin la gente.
Madre: Pero yo quiero ver a la gente. Quiero salir al parque.
Hijo: Aquí no hay ningún parque… Lo había en tu pueblo natal...

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